
Un vals que sirve tanto para el ocaso como para el amanecer… (El primer atardecer de las vacaciones, Playa de las Tres Piedras – Foto: JMª Montero)
“Este vals, este vals, este vals,
de sí, de muerte y de coñac,
que moja su cola en el mar…”.
(Pequeño vals vienés, Federico García Lorca)
Me encuentro de nuevo con estos versos (anoche, en el gaditano Baluarte de la Candelaria). Dicen que Lorca los escribió en Nueva York como un preludio poético, y surrealista, a la libertad que ya adivinaba en la Cuba a la que se dirigía. Quién sabe qué pensó el poeta en su inspiración. Quién sabe por qué justamente este poema se vistió con una de las mejores melodías de Leonard Cohen y por qué Enrique Morente (con Lagartija Nick) le dió otra vuelta de tuerca para que regresara a Granada convertido en himno.
“Pequeño vals vienés” es una de esas canciones que te persiguen a lo largo de toda la vida. Lo mismo la encuentro en un funeral que en una boda. En el sentido y multitudinario homenaje a un artista excepcional, o en el reducido espacio en el que dos amantes se la susurran cómplices. La he escuchado en auditorios y también en la barra de una taberna. Con ella he llorado y me he reido (más lo primero que lo segundo). Nunca me deja indiferente.
Por más que repaso la letra no encuentro motivo alguno para explicar por qué este pequeño vals vienés me resulta una desgarradora invitación a la vida. Cuando, como hace poco, la he escuchado (a modo de réquiem) en la despedida de alguien al que la muerte sorprendió de manera prematura, he sentido, como siempre, unas tremendas ganas de vivir. De vivir sin precauciones ni cautelas. Sin cálculos. Sin explicaciones. De vivir.
Mañana es una palabra absurda. Vamos dando tumbos, resolviendo los problemas cotidianos (cotidianos y aburridos), y se nos olvida que el presente, a pesar de sus rutinas y fracasos, nos sigue ofreciendo, con terca insistencia, posibilidades. Estamos vivos y todo puede pasar. Vemos amanecer y es la señal de que se nos concede un día más (en buena compañía). En mitad del ruido descubrimos su sonrisa y su tacto, su olor, y nos estremecemos. Porque estamos vivos. Porque todo es posible aún. Porque sí. Ahora.
P.D: Lo malo de escribir a propósito de los propios sentimientos (y no de cocina o de residuos radiactivos) es que el texto tendrá tantas interpretaciones como lectoras, y quizá quien de verdad pueda interpretarlo (sin errar)… no lo leerá jamás.
[ Esta versión de “Pequeño vals vienés”, la que más me gusta, es sobrecogedora. Silvia Pérez Cruz y Raúl Fernández se sumergen, casi a cappella -eléctrica, muy eléctrica-, en las profundidades de la melodía para descubrirnos su trágica vitalidad. Anoche volví a disfrutarla, a disfrutarlos, en el corazón de Cadíz, a orillas de la bahía… y este texto, en definitiva, es uno de los efectos secundarios de una madrugada caletera… ]
Imprescindible. A mí la versión que más me gusta es la de Morente, no me cansaría de escucharla.
Una pena que no pueda leerlo quien de verdad pueda interpretarlo.
Quién sabe, a lo mejor lo lee… 😉
Suscribo cada palabra que conforman esta entrada tuya. Me identifico con cada jirón de tí, que pones en negro sobre blanco. Pero cuantas veces he pensado una frase como esta posdata: «Lo malo de escribir a propósito de los propios sentimientos (y no de cocina o de residuos radiactivos) es que el texto tendrá tantas interpretaciones como lectoras, y quizá quien de verdad pueda interpretarlo (sin errar)… no lo leerá jamás»
Pues sí, con frecuencia escribimos para quien no nos va a leer… Curiosa paradoja…
Impresionante, Monti! Adoro a Leonard Cohen, pero esta Cantante hace una maravillosa versión. No la conocía. Veré de seguirle la pista.
Pues la tienes en la gala inaugural de la Bienal de Flamenco de este año…
¡Ufffff! qué bonito, qué suerte haber llegado a tus páginas, te seguiré porque leer y cocinar son dos buenas aficiones.
Un saludo
Teresa
Gracias Teresa !!! Un placer que el azar haya hecho que se crucen nuestros caminos y nuestras aficiones 😉
Как это по-испански… полуголая женщина, гитара, стихи Федерико Гарсиа Лорка! Еще бы костёр 🙂 A mí me gustó ! Bien hecho!
[…] Hoy es 7 de agosto y, por tanto, la Tierra, como en aquel pequeño vals, ha dado una vuelta completa alrededor del Sol […]
[…] los cipreses del Colegio Aljarafe, Ariel Roth a una noche de primavera a orillas del Guadalquivir, Silvia Pérez Cruz a una corazonada al filo del otoño, Juan Luis Guerra al bullicio de la calle El Conde en Santo […]
No puedo dejar de tararear este pequeño vals de Leonard Cohen. Lo descubrí este año, después oí el de Ana Belén, el impresionante de Morente y por último el magnífico de Silvia. Y eso a pesar de que no entendía el inglés. Es impresionante, han dejado a Federico por lo más alto, si cabía aún.
[…] ¿de qué depende nuestra felicidad, del exceso o de la imaginación, del miedo o del atrevimiento? Hay que vivir, y cocinar, sin demasiadas cautelas ni […]