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Esturion Guadalquivir 1949

Esturiones capturados en aguas del Guadalquivir (1949).

A pesar de estar estrechamente vinculado a la historia de algunos municipios ribereños, el esturión no solo ha desaparecido de las aguas del Guadalquivir sino que, incluso, se ha borrado de la memoria colectiva de estas poblaciones. Teodoro Classen, el especialista ruso que, a partir de 1932, se hizo cargo de la fábrica de caviar de Coria del Río (Sevilla), señalaba en uno de sus escritos como este pez ya aparecía en las monedas romanas que se acuñaron en esta población,  y destacaba, asimismo, el hecho de que la preparación de caviar fuera, durante el reinado de los Reyes Católicos, un monopolio otorgado a los monjes cartujanos de Sevilla. Sin embargo, concluía, “este arte se perdió en las riberas del Guadalquivir”.

A comienzos del siglo XX, el esturión se seguía pescando en este cauce, pero sus huevas apenas merecían aprecio, hasta el punto de que se empleaban como alimento para el ganado porcino. Fue la familia Ybarra la que, a finales de los años 20, se interesó por el aprovechamiento industrial de esta especie, contratando, como especialista en la materia, a Classen. Tras investigar las potencialidades de esta singular pesquería, la sociedad “Jesús de Ybarra” puso en marcha una fábrica de caviar y carne ahumada que estuvo operativa entre 1932 y 1970. Villa Pepita era el nombre del chalet que, a las afueras de Coria, albergó esta industria.

Un documentado estudio publicado por el Ayuntamiento de este municipio, del que es autor Salvador Algarín, rescató la historia de los esturiones y el caviar del Guadalquivir, completando la minuciosa base de datos que, hasta 1948, elaboró el propio Classen. De acuerdo a estos registros, y los que se llevaron a cabo hasta 1966, la factoría coriana procesó, a lo largo de toda su actividad, cerca de 160.000 kilos de esturiones (más de 4.000 ejemplares), de los que se obtuvieron unas 16 toneladas de caviar. La producción, señaló en su día el especialista ruso, “es suficiente, con amplitud, para cubrir el consumo nacional”, y su calidad “es equivalente a la del mejor caviar ruso”.

Esturion Guadalquivir

Esturión capturado en Alcalá del Río (Sevilla) en el verano de 1957.

Para organizar la explotación de esta especie hubo que importar instrumentos de pesca especializados, similares a los que se usaban en el Danubio y en los ríos rusos. Se trataba, explica Algarín, “de palangres de fondo, con grandes anzuelos empatillados de acero, fabricados especialmente para esturiones”. La adaptación de estas técnicas al Guadalquivir y la elección de las zonas en donde calar las artes corrió a cargo de Efion Moskobició, un especialista rumano que permaneció en tierras andaluzas entre 1934 y 1936.

Aunque los puntos de pesca se distribuían a lo largo de una extensa franja que iba desde la propia desembocadura hasta el municipio de Alcalá del Río, la mayor parte de las capturas se concentraban en La Figuerola y en El Puntal, en la zona de estuario, cerca del caño de la Nueva, frente a lo que hoy son terrenos del Espacio Natural de Doñana. Una vez desenganchados los peces, tarea difícil y peligrosa por la gran cantidad de anzuelos que solían prenderse y la fuerza  del animal, una motora conducía los ejemplares, en vivo, hasta la factoría, en donde la plantilla fija era de ocho personas, aunque en temporada alta solían acudir otras seis mujeres para reforzar las tareas de manipulado y elaboración de los productos.

Según el catálogo de precios de 1939, una lata de 1.100 gramos de “caviar español Ybarra selecto” se vendía a 165 pesetas, aunque también era posible, para las economías más modestas, adquirir una lata de 50 gramos de “caviar de segunda”, cuyo precio era de 3,50 pesetas. Por tanto, el caviar de mayor calidad venía a costar siete pesetas el gramo, mientras que en la actualidad esta cifra oscila entre las quinientas y las mil pesetas (según variedades y procedencias). Es decir, la misma lata por la que entonces se pagaba un euro costaría hoy entre 3.000 y 6.000 euros.

El futuro de esta rentable actividad estaba, sin embargo, hipotecado aún antes de ponerse en marcha. La presa de Alcalá del Río, que entró en funcionamiento en 1931, privó a los esturiones de algunas de sus más importantes zonas de cría, al no poder remontar el río. Como señala Algarín, “las obras provocaron el cerramiento del cauce, produciendo un nuevo estado hidrológico e hidrobiológico en el Guadalquivir, de tal forma que por debajo de la presa el río deja de comportarse como tal para hacer la función más cercana a lo que es una ría marina, y por encima se convierte en un embalse con las características propias de este medio”.

A pesar de este grave impacto, los esturiones consiguieron establecer frezaderos aguas abajo de Alcalá, lo que permitió, en principio, la supervivencia de la especie. La pesca se mantiene en unos niveles aceptables hasta que, en 1961, las capturas comienzan a descender de manera acusada. Es muy posible, como detalla Algarín, que la extracción de áridos en numerosos puntos del cauce originara la alteración de las nuevas zonas de cría, y que este animal se viera, además, afectado por la creciente contaminación del río. Como problema añadido, el esturión venía sufriendo una intensa sobrepesca en las mismas compuertas de la presa de Alcalá, en donde quedaban atrapados los animales tratando de remontar el río.

Esturion 1946

Esturión a punto de ser procesado en la factoría de Ybarra, situada en Coria del Río (Sevilla). La foto está datada en 1946.

Si a lo largo de 1935 llegaron a procesarse en la fábrica de Coria cerca de 400 esturiones, en 1961 apenas se capturaron 49. Tres años después solo entraron en Villa Pepita 17 ejemplares y, en 1966, cuando terminan los registros de esta actividad, fueron únicamente cuatro los esturiones que pudieron aprovecharse. Así las cosas, en 1970 cierra la factoría, señalándose en la declaración oficial de baja que el motivo de esta decisión era la “falta de entrada de pescado en el río”.

PD: Este post está dedicado a mi amigo Benigno Varillas, pionero y maestro del periodismo ambiental en España, que esta Navidad me pidió que escribiera a propósito de este tema. Benigno, siempre incisivo, me recordó que en una anterior entrada, en la que conté toda la polémica que rodea a la cría y reintroducción de esturiones (publicada en este mismo blog el 31 de marzo de 2011), prometí contar algún día la historia, andaluza, de este mítico animal. Promesa cumplida, Benigno…

Esturion 1947  AS

Un soberbio ejemplar de esturión capturado en aguas del Guadalquivir en 1947.

Fotografías: Todas las imágenes históricas que ilustran esta entrada fueron recopiladas en su día por mi buen amigo, y vecino, Antonio Sabater (uno de los grandes fotógrafos de naturaleza españoles) para componer el reportaje fotográfico más completo que se ha realizado hasta la fecha de esta especie y de sus vínculos con Andalucía, reportaje que puede consultarse en: http://www.enfoque10.com/SPANISH/reportajes/oe04_esturion/

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El pasado 27 de marzo EfeVerde publicaba una noticia de llamativo titular. “El esturión volverá a surcar las aguas del Guadalquivir”, aseguraba, en su encabezamiento, esta noticia. Sin pretenderlo (porque en el texto no se hacía referencia alguna a este asunto) la información volvía a alimentar una polémica científica y administrativa que en Andalucía lleva sin resolverse más de dos décadas.

Noticia en EfeVerde: http://www.efeverde.com/esl/contenidos/noticias/27-marzo-2011-10-37-00-el-esturion-volvera-a-surcar-las-aguas-del-guadalquivir

Leyendo el titular uno podría pensar que la noticia anunciaba la próxima reintroducción del esturión en el Guadalquivir y, sin embargo, lo que realmente anunciaba era la puesta en marcha de un proyecto de acuicultura, en manos de una empresa privada, que en instalaciones situadas cerca del Guadalquivir pretende criar tres especies de esturiones exóticos, es decir, que nunca habitaron en aguas del Guadalquivir. Ni el “esturión gigante”, ni el “esturión ruso” ni el “esturión estrellado”, las tres especies que se citan en la información, surcaron nunca las aguas del Guadalquivir, y precisamente la polémica a la que hago referencia tiene que ver con ese empeño, que viene del sector privado, en poblar el Guadalquivir con especies que nunca lo habitaron (lo cual es ilegal) o con especies de las que se tienen serias dudas científicas de su presencia en el Guadalquivir (como ocurre con el esturión del Adriático).

El texto, además, incurre en otros errores que también alimentan cierta confusión en un tema que necesita justamente de lo contrario. Por ejemplo, para destacar el valor ecológico de la zona en donde se ubica la explotación acuícola, Isla Mayor, la noticia asegura que está declarada “Reserva de la Biosfera”, distinción que recibe la cercana Doñana pero no estrictamente la Isla Mayor (aunque podríamos considerar que, por extensión, también la Isla Mayor goza de esta distinción). Y en el párrafo final, el autor o autora de la noticia afirma que esta experiencia comercial “servirá de aprendizaje para una futura cría del esturión europeo atlántico con vistas a su reintroducción en el Guadalquivir, río del que esta especie ha sido un elemento destacado hasta su extinción, hace ahora un siglo”, lo cual también llama a la confusión, porque no existe plan alguno para la reintroducción del esturión en el Guadalquivir, la cría en cautividad de la especie autóctona (Acipenser sturio) resulta extremadamente compleja (tarea en la que los franceses llevan años trabajando) y, además no es cierto que el esturión se extinguiera “hace ahora un siglo”, puesto que el último ejemplar, una hembra, se capturó en Sanlúcar de Barrameda en 1992, y si queremos ser menos estrictos hay que hablar de los años 60-70 del siglo XX, y de eso hace medio siglo.

En fin, que me sorprendió la noticia porque EfeVerde nos tiene acostumbrados a informaciones ambientales de calidad. Pero… el error es humano, y todos nos equivocamos alguna vez.

En «Espacio Protegido» (Canal Sur 2, http://www.canalsur.es/portal_rtva/web/noticia/id/70954/seccion/544/Espacio_Protegido) nos hemos ocupado en varias ocasiones de este tema.

Para que tengáis alguna referencia más detallada de esta polémica en torno al esturión del Guadalquivir, añado aquí la última información que publiqué sobre este asunto en el diario El País (26 de junio de 2006):

PECES EN AGUAS REVUELTAS

Posiblemente sea la disputa científica que, localizada en Andalucía, más se está prolongando en el tiempo sin que termine de resolverse a pesar de la intervención de numerosos especialistas, universidades y centros de investigación. La polémica, que se inició en 1987, gira en torno al esturión y a la posibilidad de que fueran dos especies distintas de esta misma familia (Acipenser sturio y Acipenser naccarii) las que en su día habitaron en aguas del Guadalquivir, y no una sola (Acipenser sturio) como tradicionalmente se ha considerado.

La controversia podría parecer irrelevante más allá de los círculos científicos si no fuera porque de su resolución depende el que este animal vuelva a poblar las aguas del Guadalquivir, de las que desapareció, por las graves modificaciones que sufrió el cauce, a finales de los años 60. Reintroducir al Acipenser sturio (esturión común o sollo) no es tarea fácil por el reducido tamaño de las poblaciones que han sobrevivido en algunos cauces europeos, pero sí que resulta viable la suelta de ejemplares de Acipenser naccarii (esturión del Adriático) que se crían, desde hace años y con notable éxito, en las instalaciones de la Piscifactoría de Sierra Nevada, una explotación comercial situada en Riofrío (Granada). Pero para poder llevar a cabo esta iniciativa es imprescindible demostrar que la especie es autóctona y no una especie exótica que jamás habitó en los ríos andaluces.

Los propietarios de la piscifactoría granadina son los que han impulsado, desde 1987, todo tipo de estudios y análisis que certificaran el carácter autóctono del esturión del Adriático, tesis a la que se han sumado especialistas de las universidades de Cádiz y Granada, así como expertos rusos e italianos. Por el contrario, otra extensa nómina de científicos, nacionales y extranjeros, respaldados por instituciones como la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) siguen poniendo en entredicho los argumentos que respaldan el supuesto carácter autóctono del Acipenser naccarii.

De poco han servido los dictámenes, neutrales, que en su día solicitó la Consejería de Medio Ambiente y que, en todos los casos, aconsejaban no llevar a cabo ninguna actuación en tanto no se resolviera la controversia.

Aún así, los expertos que consideran viable la suelta de esta especie en el Guadalquivir volvieron a insistir, a finales del pasado año, en la solidez de sus argumentos. A este pronunciamiento acaban de contestar más de cincuenta especialistas de todo el país, pertenecientes a una docena de universidades así como a diferentes centros de investigación, que han remitido una carta a la consejera de Medio Ambiente, Fuensanta Coves, advirtiéndole del discutible rigor científico que, a su juicio, tienen las pruebas aportadas y pidiéndole, en consecuencia, que no autorice ninguna suelta de Acipenser sturio en cauces de la comunidad autónoma. Los firmantes representan a la práctica totalidad de los grupos de investigación que en España trabajan en ecosistemas acuáticos y peces de aguas continentales, y a ellos se han sumado las principales organizaciones ecologistas.

Coves ha contestado a la misiva, reiterando que su departamento actuará «con todas las cautelas necesarias, y pulsando todas las opiniones, antes de poner en riesgo el equilibrio ecológico de nuestros ríos». La reintroducción de este valioso animal sigue, por tanto, paralizada, y la polémica, casi veinte años después de que empezara a debatirse el asunto, continúa sin resolverse.

Así estaban las cosas en 2006, y así siguen…

Otro día os contaré la historia de aquellos esturiones del Guadalquivir que alimentaron una próspera industria de caviar en Coria del Río (Sevilla).

Fuente original: http://www.elpais.com/articulo/andalucia/Peces/aguas/revueltas/elpepiespand/20060626elpand_19/Tes

Identificación de esturiones procedentes del Guadalquivir usando ejemplares que se conservan en museos: http://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/contenidoExterno/Pub_revistama/revista_ma36/ma36_12.html

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