
¿Qué sentido tienen los confinamientos, los toques de queda, el cese de actividades no esenciales?
¿El precio de la prevención no es mayor que el de la infección?
¿Nos están ocultando el mejor tratamiento para la pandemia?
¿Qué es la Great Barrington Declaration?
Estas, y otras preguntas parecidas, me llegan a través de algunos buenos amigos, preocupados con el curso que vuelven a tomar los acontecimientos, inquietos ante la incertidumbre y esperanzados en que, tal vez, se haya encontrado una solución (indolora) al coronavirus pero que esta se esté viendo frenada por una oscura confabulación.
Se acercan los confinamientos, los toques de queda, la limitación de actividades… y es lógico que nos aferremos a un clavo ardiendo, sobre todo los que más van a sufrir en estas circunstancias tan difíciles, los más vulnerables, pero siento deciros, amigos, que esa solución indolora, que ese documento grandilocuente que anuncia las medidas más eficaces, que esa declaración que algunos esgrimen como el remedio más sencillo para un problema muy complejo (menuda contradicción, empezamos mal…), se sostiene en argumentos científicos muy débiles, en posicionamientos poco éticos e insolidarios, está vinculado a un think-tank que cuestiona el cambio climático, está suscrito por un buen número de «desconocidos» (por ser benevolente en la definición), contradice las tesis de la OMS y, sobre todo, debilita los esfuerzos que, desde la sanidad pública, se están realizando para frenar la pandemia en tanto llegan vacunas y tratamientos eficaces.
Para que esto no parezca un desahogo meramente opinativo, comparto varios documentos, rigurosos, que me parecen bastante clarificadores al respecto. La verdad escuece, dibuja un camino tortuoso y obliga a múltiples sacrificios, pero… es lo que hay (sin que esto signifique santificar la gestión política de esta emergencia… que ese es otro cantar).
* Así analizan la Great Barrington Declaration cinco especialistas en The Washington Post:
https://www.washingtonpost.com/outlook/2020/10/14/herd-immunity-barrington-declaration/
Este párrafo resume bien uno de los argumentos más razonables (la traducción, y sus posibles errores, es mía):
“Podemos estar de acuerdo con los defensores de la <protección focalizada> en lo que se refiere a la necesidad de encontrar más y mejores formas de proteger a los vulnerables, y en ser inteligentes a propósito de las restricciones que utilizamos para reducir la propagación del virus. También estamos de acuerdo en que las medidas de control están afectando a todos, especialmente a los que están en desventaja económica. Pero hasta que tengamos una manera de reducir la devastación que causa el virus, a través de tratamientos o vacunas, tenemos la obligación moral de suprimir su propagación mientras mejoramos el apoyo económico, educativo y médico para aquellos cuyas vidas se ven más perturbadas por nuestras medidas de control”.
* Maldita Ciencia, la web de verificación de noticias científicas, revisa así el rigor de la declaración y hace hincapié, con enlaces a artículos contrastados, en los riesgos de forzar una inmunidad de grupo :
https://maldita.es/malditaciencia/2020/10/14/el-manfiesto-contra-el-confinamiento-supuestamente-firmado-por-miles-de-cientificos-no-muestra-las-firmas-a-14-de-octubre-y-propone-una-alternativa-con-un-alto-riesgo-para-la-poblacion-vulnerable/
Dicho en pocas palabras, y con el soporte de una sociedad médica fiable: «(…) la Sociedad Española de Inmunología explicaba a Maldita Ciencia que «adquirir la inmunización padeciendo la enfermedad supone un riesgo muy importante para la población, si consideramos que aproximadamente el 20% de los infectados con síntomas requieren ingreso hospitalario y que, de los ingresados, un 5% llegan a fallecer«.
* Esta es la posición de la OMS, donde, además de los criterios científicos, se subrayan los argumentos éticos:
https://www.lavanguardia.com/vida/20201013/484022418485/la-oms-corrige-a-uno-de-sus-asesores-y-refuta-la-declaracion-de-barrington.html
“Nunca en la historia de la salud pública se ha usado la inmunidad colectiva como estrategia para responder a una epidemia, y mucho menos a una pandemia. Es científicamente y éticamente problemático”, enfatiza el Secretario General de la OMS, Tedros Adhanom: “Dejar vía libre a un virus peligroso, del que no comprendemos todo, es simplemente contrario a la ética”.
* Por último, la información que, a mi juicio, mejor revela los graves errores de la Great Barrington Declaration es esta, publicada en The Conversation:
https://theconversation.com/5-failings-of-the-great-barrington-declarations-dangerous-plan-for-covid-19-natural-herd-immunity-148975
Un buen ejemplo a propósito de estos errores (la traducción vuelve a ser mía): «La declaración de Barrington pone la preferencia individual muy por encima del bien público. La declaración aboga porque, <las personas, a título individual, basándose en su propia percepción del riesgo de morir por COVID-19 y otras circunstancias personales, eligen los riesgos, actividades y restricciones que prefieren>. Si este punto de vista se aplicaran a la seguridad vial, se produciría el caos cuando cada uno eligiera su propio límite de velocidad y en qué lado de la carretera quiere conducir. La salud pública es importante, y el enfoque de la declaración de anteponer la ideología a los hechos ayuda a alimentar la pandemia«.
Los bulos nunca son buenos, las fake news casi nunca son inocentes, pero si se trata de nuestra salud y, sobre todo, de la salud de los más vulnerables, las informaciones sin fundamento son, sobre todo, peligrosas. Y no, no existen soluciones sencillas a problemas complejos.
La inmunidad de rebaño, cuando es forzada, suele beneficiar únicamente al pastor…
PD: Una interesante conversación, con cuatro especialistas (de verdad), a propósito del coronavirus, la enfermedad que origina, las vacunas, los tratamientos y la responsabilidad individual y colectiva: